Cuando combinas luz natural con aire fresco, puedes dar a tu dormitorio aire limpio, oxigenado y mucha luz. La luz del sol a la que nos exponemos durante el día equilibra nuestros ritmos circadianos (que regulan el sueño y la vigilia).

Cuando sale el sol, tendemos a despertarnos aunque no hayamos dormido ocho horas completas. Las ventanas de tejado dejan entrar la luz natural que regula el ritmo circadiano, influyendo positivamente en el sueño, el apetito y la actividad cerebral.

Creemos que las casas llenas de luz son casas llenas de vida. La luz natural y el aire fresco son enérgicos y estimulantes; juntos, pueden ayudar a mejorar nuestro bienestar general y devolver la funcionalidad a un espacio.